Sus fundadores fueron Rafaela Gómez Trujillo y su esposo Pedro Orozco Ocampo ,provenientes de Sonsón y acompañados de los hermanos Gómez Trujillo: Manuel Salvador, Pedro, Felicia, Eladia, Josefa y Cristina, y de los hermanos Orozco Ocampo: Salvador, Mariano, Sandalio y Epifanio. 

Inicialmente,  el caserío se llamó Parroquia de San Antonio de Támesis,  en recuerdo del río Támesis que atraviesa la ciudad de Londres, Inglaterra, ciudad que en su juventud había conocido la señora Rafaela Gómez Trujillo.

Los indios chamíes  fueron los primeros habitantes de estas tierras. Aparentemente, la civilización chamí fue relativamente avanzada. Las inscripciones, petroglifos y grabados que se encuentran en grandes rocas localizadas en los alrededores del pueblo, indican que la caza y la recolección de tesoros fueron sus principales ocupaciones. Se cree que hacían valiosas ofrendas de oro a sus dioses, especialmente en ocasión de los funerales. La desbandada de estas culturas indígenas se produjo, precisamente, con los movimientos colonizadores de la época.

El crecimiento de la recién fundada población fue estimulado por los muchos hijos engendrados por las familias colonizadoras y por la fertilidad del suelo que atraía a otros colonos que, poco a poco, se fueron sumando al núcleo de la nueva población: Ospina, Osorio, Arroyave, Naranjo, Morales y Cardona. Sus actividades iniciales se centraron en la ganadería y la siembra de la caña de la azúcar. Por razón de las diferentes altitudes, la temperatura variaba entre los 27 grados en las tierras bajas y los 17 en las regiones altas, fenómeno que aún se conserva, aunque no en la misma proporción. En consecuencia, su actividad agrícola era bastante diversa.